"Libertad, Igualdad y ¿qué era lo otro?"...
Por Alberto D. Fraile Oliver
Hace algunos siglos se planteó una trilogía que pretendía estructurar armónicamente el organismo social del que los individuos formamos parte. Los ecos de esta trilogía aún resuenan: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Suena bonito pero el tiempo ha demostrado que no está muy claro cómo se aplica esto.
Estas teorías emanaban de los colectivos Rosacruces y Masones europeos, muy influyentes durante la Revolución Francesa y Americana. Bajo su inspiración, los burgueses y las clases trabajadoras acabaron con un régimen aristocrático y eclesiástico corrupto y arbitrario. A través de la revolución instauraron una serie de instituciones que han llegado hasta nuestros días. Sin embargo, dos siglos después, las instituciones resultantes de todo ello están dando señales de agotamiento y en necesario un nuevo impulso. Con el paso del tiempo, la inspiración humanista que estaba detrás del cambio se fue desvinculando de su propia creación y ya queda solo la carcasa y, en muchos casos, muy poca sustancia. La democracia de un voto cada cuatro años se ha quedado pequeña, la separación de poderes no es real y los grandes partidos políticos se han convertido en estructuras que fagocitan la iniciativa de la socidad civil, y hay una fuerza que se ha desgobernado: el poder económico.
El organismo social del que todos formamos parte tiene tres aspectos fundamentales: Una parte cultural y espiritual, una parte jurídica y política y una parte económica. La idea es que estos pilares sean autónomos e interdependientes y que cada uno de ellos se corresponda con uno de la trilogía Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Así, la Libertad se asoció a la parte cultural-espiritual. Esta asociación se basa en el reconocimiento de que no todos los individuos tienen las mismas capacidades. Y es conveniente que se pueda atender, a través de la educación, de manera individual las necesidades de cada uno. Por lo tanto, Libertad cultural-espiritual.
La Igualdad está conectada con el aspecto jurídico-político, recoge los derechos y obligaciones de cada ciudadano y recalca que todos somos iguales antes la ley. Es decir, Igualdad de derechos y obligaciones.
La fraternidad queda emparentada con el elemento económico, que debe, en teoría, encargarse de cubrir las necesidades de todos y que nadie quede desprotegido. O sea, fraternidad económica.
Pero aquí es donde nos hicimos un lío y la aplicación de este modelo se pervirtió. La libertad que debía aplicarse al aspecto cultural-espiritual se desvió al apartado económico. Inventándose así el libre mercado que acabó convirtiéndose en el casino financiero que acaba de estallar ante nuestras narices. Y cuyo resultado es que los mercados campan a sus anchas imponiéndo su ley y esclavizando a las personas.
La igualdad que estaba enfocada al aspecto jurídico-político acabó aplicándose a la cultura dando como resultado una educación uniforme que produce gente amargada y frustrada y que no atiende a la diversidad de capacidades
¿Y la fraternidad?... directamente se olvidó.
Vivimos tiempos tan intensos como los que rodearon a la revolución americana y francesa. A ver si esta vez lo hacemos mejor. En este ocasión, la trilogía Tierra, Alma, Sociedad puede ayudarnos porque realmente necesitamos reconciliarnos con nostros mismos, con la naturaleza y con las personas que nos rodean.
Feliz verano y disfruta de tu tiempo.
http://www.revistanamaste.com/libertad-igualdad-fraternidad/
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